sábado, 23 de abril de 2011

Había una vez un campesino chino, muy pobre, pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo:
-¡Padre, qué desgracia, se nos ha ido el caballo-
-¿Por qué lo llamas desgracia?- respondió el padre - Veremos lo que nos trae el tiempo-.
A los pocos días, el caballo regresó acompañado de una preciosa yegua salvaje.
-¡Padre, qué suerte!-  Exclamó el muchacho - Nuestro caballo ha traído otro caballo más.-
-¿Por qué le llamas suerte?- Repuso el padre -Veamos qué nos trae el tiempo.-
Unos días después, el muchacho quiso montar el caballo nuevo y éste no acostumbrado a un jinete, se encabritó y lo arrojó fuertemente al suelo.El muchacho se quebró una pierna.
-¡Padre, ¡qué desgracia!“-¡Me he quebrado la pierna!“ 
El padre retomando su experiencia y sabiduría sentenció:-¿Por qué lo llamas desgracia? ¡Veamos que nos trae el tiempo!-
 El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después, pasaron por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vieron en la casa del anciano, a un joven entablillado y lo dejaron, siguiendo de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni a la desgracia ni a la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno… 
~ La vida da tantas vueltas y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno y lo bueno, malo…~

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