Sinparacaiidass. De eso se trata.
viernes, 30 de septiembre de 2011
 Simplemente ya no soy lo que era, ahora soy una persona que aprendió de sus errores, o al menos eso cree. Porque aprendí que desilusionarse no es la muerte, sino un nuevo camino para encontrar a aalguien más. Aprendí que confiar no es el gran problema, el problema es si no hacés que confíen en vos. Aprendí que aunque escuche a todo el mundo, cuando necesito que me escuchen, sólo están las mismas personas que están y estuvieron siempre. Aprendí a valorar loque tengo, que aunque me parezca poco, hay quienes tienen menos. Aprendí a aceptar mis defectos e intentar cambiarlos. Aprendí que riendo la vida es más alegre, y que si estoy mal no gano nada más que pasar malos momentos y hacer poner mal a los que me quieren. Aprendí que todo pasa por algo, que todo lo bueno que hago vuelve, por más que tarde.  
Me senté a pensar, tan solo cinco minutos en toda mi vida, y me di cuenta que no hay nada mejor que elegir estar bien, que ser lo que todos queremos, ser feliz. No fue fácil aprender tanto, y lo mejor de todo esto, es que lo aprendí con el día a día y dándome la cabeza contra la pared mil veces. De todas maneras hay algunas cosas que a pesar de hacernos mal, o de doler, no queremos olvidar. Otras querríamos olvidarlas y están grabadas en la memoria. Yo no quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, ni quiero olvidar por qué. No quiero olvidar que hay ojos que no necesitan mirar para contar porque se adivinan en la distancia. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que estoy viva ni que mañana puedo no estarlo. No quiero olvidar que el amor existe, que quiero y que me quieren, y que a veces el amor duele tanto como el desamor, o incluso más. No quiero olvidar de todo lo que fuí capaz de hacer por mí misma, yo sola. No quiero olvidar por todas las que pasé y acá me ves. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunos amaneceres, algunas personas. No quiero olvidar los abrazos de mamá. No quiero olvidar el olor que sentia cuando mi hermano era bebé, ni su risa tentada. No quiero olvidar ese adiós que me marcó más que cualquier otro. No quiero olvidar su cara aunque me haga tan mal. No quiero olvidar. No quiero perder más cosas. No quiero que con el paso de los años olvide como me sentía en mi cumpleaños cuando era chiquita. O la primera vez que ví el mar o la nieve. O los veranos en la pelopincho y salir a tomar la chocolatada con galletitas. O los almuerzos en familia. O los paseos. Las tardes jugando en casa. Las Navidades, Año Nuevo. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida.
Me senté a pensar, tan solo cinco minutos en toda mi vida, y me di cuenta que no hay nada mejor que elegir estar bien, que ser lo que todos queremos, ser feliz. No fue fácil aprender tanto, y lo mejor de todo esto, es que lo aprendí con el día a día y dándome la cabeza contra la pared mil veces. De todas maneras hay algunas cosas que a pesar de hacernos mal, o de doler, no queremos olvidar. Otras querríamos olvidarlas y están grabadas en la memoria. Yo no quiero olvidar que hay mañanas que amanecen mejor, ni quiero olvidar por qué. No quiero olvidar que hay ojos que no necesitan mirar para contar porque se adivinan en la distancia. No quiero olvidar que el mundo lo construyo yo cada minuto, y si pierdo un minuto pierdo mi mundo. No quiero olvidar que la risa no siempre es más fácil que el llanto, pero tampoco siempre es más divertida. No quiero olvidar que estoy viva ni que mañana puedo no estarlo. No quiero olvidar que el amor existe, que quiero y que me quieren, y que a veces el amor duele tanto como el desamor, o incluso más. No quiero olvidar de todo lo que fuí capaz de hacer por mí misma, yo sola. No quiero olvidar por todas las que pasé y acá me ves. No quiero olvidar algunos besos, algunos lugares, algunos amaneceres, algunas personas. No quiero olvidar los abrazos de mamá. No quiero olvidar el olor que sentia cuando mi hermano era bebé, ni su risa tentada. No quiero olvidar ese adiós que me marcó más que cualquier otro. No quiero olvidar su cara aunque me haga tan mal. No quiero olvidar. No quiero perder más cosas. No quiero que con el paso de los años olvide como me sentía en mi cumpleaños cuando era chiquita. O la primera vez que ví el mar o la nieve. O los veranos en la pelopincho y salir a tomar la chocolatada con galletitas. O los almuerzos en familia. O los paseos. Las tardes jugando en casa. Las Navidades, Año Nuevo. Aquellos momentos, Aquellos años. Aquellos días. Aquella vida.
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