jueves, 12 de abril de 2012

Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en  nosotros, alejar la noche, trascender la muerte y asegurarnos los secretos de los locosCreo en mis propias obsesiones, creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido común de las  piedras, en la demencia de las flores.
Creo en todos los artistas invisibles dentro de las instituciones psiquiátricas del mundo. 
Creo en la redundancia de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del átomo. 
Creo en la no existencia del pasado, en que alguna vez voy a poder dejarlo atrás, sin rastros y sin disparadores que me lleven a él. Creo en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente. 


Creo en los próximos cinco minutos. 

Creo en la historia de mis pies

Creo en las migrañas, el aburrimiento de las tardes, el temor a los calendarios, la 
traición de los relojes. 

Creo en la ansiedad y en la psicosis

Creo en las perversiones, en el amor obsesivo, las princesas, los 
primeros ministros, las estaciones de servicio abandonadas, las nubes y los pájaros. 

Creo en el alcoholismo, las enfermedades venéreas, la fiebre y el agotamiento. 

Creo en el dolor. 

Creo en todas las excusas. 

Creo en todas las razones.


Creo en el cambio.


Creo en el paso del tiempo.

Creo en la desesperanza.
 
Creo en todas las alucinaciones. 

Creo en la traición y el desánimo. 


Creo en la imposibilidad de reemplazar a las personas.


Creo en el destino y el poder cambiarlo.

Creo en las malas decisiones.

Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías y evasiones. 


Creo en todo y no creo en nada.

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